Ainda o 33
"Le gustó que le tocara el cuarto 33. A ese hotel no había llegado la pretensión de que el
cuarto 33 fuera el 303. Además, Ramón López Velarde había muerto a los 33 años
y él necesitaba coincidências. Cualquier dato supersticioso que lo acercara al
poeta lo haría sentirse más capacitado."
Início do romance "El testigo", de Juan Villoro.
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